¿La existencia qué es?
Movimiento, tiempo y existencia son la misma cosa
En el espacio galáctico donde vivimos el movimiento, tiempo y existencia son la misma cosa (vean el tiempo o el movimiento o la existencia).
Ya que en éste espacio universal donde vivimos el movimiento es la atracción de las existencias entre sí que están perfectamente sincronizadas como tiempo. Existencias que están inducidas por el movimiento expansivo universal a moverse con gran sincronización dinámica. Todo eso forma un gran orden movimiento-existencia-tiempo.
Es decir, que gracias a que todo en el espacio donde vivimos es movimiento atractivo perfectamente sincronizado las existencias de este espacio son puro movimiento sincronizado, y eso sucede en todos los espacios galácticos del universo.. Esa gran sincronización entre existencias dinámicas es lo que permite que existe un tiempo perfectamente sincronizado que induce a que movimiento, existencia y tiempo sean la misma cosa. El tiempo sin la existencia dinámica fuertemente sincronizada no podría existir, la existencia que conocemos se forma como existencia ordenada gracias a que se ordena con la gran sincronización dinámica llamada tiempo y el movimiento sincronizado permite que exista el tiempo fuertemente sincronizado capaz de poder crear un tipo de existencia que es la que conocemos.
Todo eso quiere decir que en el mundo galáctico le existencia, el movimiento y el tiempo son inseparables, es como si fueran la misma cosa que constituyen unidos la totalidad del universo galáctico.
Está comprobado que el universo se expande sin cesar y que por eso todo se mueve. En el espacio expansivo todo es una saturación de existencias dinámicas más pequeñas posibles, y que por ser así son semejantes entre sí. Cada una de esas existencias ocupan un lugar dinámico propio, por eso cada una posee su propia identidad propia como existencia propia, que no puede ser ocupada por otro existencia. Esas existencias dinámicas más pequeñas posibles se pueden unir entre sí y formar compuestos de dichas existencias; pero ninguna de esas existencias puede ocupar otra de dichas existencias, porque entonces la existencia ocupada dejaría de existir, y la existencia que la ocupa también dejaría de existir como existencia más pequeña posible. Como esas existencias no pueden dejar de existir porque forman la base de la constitución del universo, todas esas existencias adquieren sus identidades propias como existencias individuales y como existencias compuestas. Como el universo no cesa de moverse expansivamente, en su recorrido expansivo sin fin no cesa de crear constantemente existencias compuestas que se descomponen instantáneamente para volverse a componer en otra existencia compuesta, y así sucesivamente sin fin. Ese es el inevitable e indestructible orden universal, que por ser un orden fuertemente sincronizado dinámicamente actúa matemáticamente y a eso se le llama tiempo.
Dentro del orden universal llamado tiempo se puede modificar el tiempo sin dejar de pertenecerse al tiempo. Esas modificaciones del tiempo se pueden producir gracias a las evoluciones particulares de las existencias, evoluciones que son acciones dinámicas producidas por las propias existencias. Por ejemplo: el ser humano evoluciona sin fin, que es una forma de actuar dinámicamente, pero solo se ven sus modificaciones contra el tiempo a través del tiempo, lo mismo sucede con las demás existencias, según sean sus acciones: lentas, rápidas y más o menos permanentes en el tiempo evolucionarán o se modificarán sus existencias en el tiempo. Eso es una lucha contra el tiempo, pero sin poder dejar de existir en el tiempo porque el tiempo lo es todo y está en todo como orden universal.
Existencias dinámicas más pequeñas posibles que al unirse entre sí, en el espacio gravitatorio donde vivimos han creado un espacio universal con múltiples tipos de existencias compuestas, las cuales como están compuestas de existencias dinámicas más pequeñas posibles también adquieren sus identidades propias, o yo propio, como existencias compuestas, aunque sus compuestos sean momentáneos.
Formaciones de existencias compuestas que ocupan sus propios espacios dinámicos que no pueden ser ocupados por otras existencias compuestas. Y aunque se dividan o se multipliquen entre sí formando otras clases de existencias compuestas, cada nueva existencia compuesta tendrá su propia identidad propia; pero solamente las existencias dinámicas más pequeñas posibles son los identidades indivisibles.
Con lo cual, si todo eso es así, como lo que es, entonces todo lo que existe es un orden de existencias, movimiento y tiempo, porque todo posee el orden inducido por esas indivisibles existencias dinámicas más pequeñas posibles, las cuales sólo pueden existir como orden dinámico rotatorio ya que surgen de la nada y como la nada las rodea por todas partes no pueden cruzar la nada porque la nada no existe; solo les queda la opción dinámica de moverse rotando sobre sí mismas.
Jerarquía viviente
Si todo es un orden como lo que es, todo es una jerarquía, y cuando digo todo también me refiero a la vida, la cual inevitablemente debe pertenecer a una jerarquía viviente.
Por lo tanto, sólo era cuestión de tiempo que el orden o la jerarquía universal indujese al nacimiento de una jerarquía viviente, irremediablemente unida a la jerarquía universal, como no podía ser de otra manera puesto que todo es un orden.
Lógicamente, el universo estará sembrado de multitudes de planetas que dispongan de sus correspondientes jerarquías vivientes unidas jerárquicamente a la jerarquía universal, ya que la jerarquía viviente era inevitable que surgiese porque todo el universo es un orden, o llamase jerarquía, que evoluciona sin fin como jerarquía, y esto obligaba a que surgiese una jerarquía viviente en la materia blanda, en los lugares adecuados para que surgiese.
Jerarquía viviente que para poder evolucionar como jerarquía viviente tendría que evolucionar individualizándose mediante la creación de individualidades jerárquicas.
Las cuales, tendrían que adoptarse unas memorias adecuadas llamadas psiquismos para poder individualizarse y así poder decidir por cuenta propia.
De los orígenes vivientes, surgieron microscópicamente las vidas individuales con sus propios yos psíquicos y sus propias almas. Individualidades vivientes unidas jerárquica y psíquicamente a una jerarquía viviente y a una jerarquía de almas.
De esos yos energéticos jerárquicos universales nació una jerarquía viviente. La cual, a medida que evolucionaba inducía a que evolucionase esa inseparable jerarquía energética de almas que enlazaba energéticamente con las vidas, y gracias a esas evoluciones dicha jerarquía energética evoluciona cada vez más como jerarquía de almas cada vez más evolutiva.
La jerarquía viviente evolucionaría cada vez más porque era una evolución sin fin, al mismo par también evolucionaría la jerarquía de almas porque es otra evolución sin fin unida evolutivamente con las vidas.
Jerarquías que permanecerán siempre enlazadas psíquicamente ya que pertenecen a una inseparable jerarquía universal.
O sea, que gracias a las almas existen las vidas, pero también gracias a la vidas existen las almas, puesto que gracias a la evolución viviente las almas han evolucionado cada vez más como almas.
Como las almas pertenecen a una jerarquía de almas universales habrán evolucionado mucho, porque en el universo existirán evoluciones vivientes muy evolucionadas.
Cuando surgió la inevitable jerarquía viviente de una manera microscópica en la materia blanda, como no podía dejar de evolucionar para poder dominar la materia, surgieron evolutivamente las correspondientes individualidades vivientes, las cuales necesitaban poder decidir individualmente, eso posibilitó que cada vida necesitase un psiquismo viviente, los cuales evolutivamente surgieron..
De esos principios psíquicos surgió la inteligencia viviente, surgieron las almas como inteligencia, ya que las almas eran necesarias para que la jerarquía universal se pudiese enlazar con las vidas permitiendo que estas pudiesen evolucionar como materia sin dejar de pertenecer a la jerarquía viviente.
Nada puede evolucionar con total libertad ya que todo pertenece a un mismo orden evolutivo inseparable como orden y como evolución. De esta manera, a la vez que las vidas evolucionan psíquicamente evolucionan también las almas porque las almas eran son los yos psíquicos de cada vida.
La jerarquía viviente es una jerarquía enlazada jerárquicamente con la jerarquía universal a través de la jerarquía de las almas. Las vidas no pueden separarse de la jerarquía viviente, pero tampoco de la jerarquía de almas.
Autor: Salvador Sánchez Melgar
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