
Todo evoluciona en el espacio intergaláctico: Fuente Pixabay
Todo el universo es absolutamente dinámico, el cual se mueve sin fin en una única dirección expansiva. Y se mueve sin fin porque, si dejase de moverse cualquier mínima existencia el más mínimo tiempo posible, el cosmos dejaría de existir instantáneamente, ya que todo está hecho de movimiento.
Producir del propio movimiento cada vez más movimiento es la naturaleza del movimiento universal. Además, como la expansión universal se produce en sí misma de cada vez más existencias repulsivas, donde no existe ni las dimensiones ni el tiempo, es como si se produjese de la nada.
Creación del espacio-tiempo
Las dimensiones y el tiempo se formaron en el espacio-tiempo cuando el orden expansivo de la expansión cósmica creó el espacio-tiempo. Y se creó con orden porque la propia expansión global es orden.
El mismo orden de la expansión universal posibilitó que existiese el tiempo en el espacio-tiempo. El tiempo es el transcurrir dinámico ordenado del espacio-tiempo. Un transcurrir dinámico sincronizado, que hace posible que existan las dimensiones y las transformaciones ordenadas de la materia.
El espacio-tiempo es un espacio menor que el resto del espacio universal. Es menor porque es un espacio creado por la propia expansión universal. En el espacio-tiempo las existencias se atraen entre sí. Espacio creado por las estrellas, las cuales lo crearon al transformar las existencias repulsivas en atractivas. Creando así un espacio intergaláctico ordenado cada vez mayor.
Las estrellas son transformadores de existencias repulsivas en atractivas
Las estrellas son las que transforman las existencias repulsivas en atractivas, formándose así el espacio-tiempo. El resto del cosmos, que es la expansión universal, o llámese espacio oscuro, las existencias son totalmente repulsivas. Eso no permite que las existencias se atraigan entre sí. Por eso, en el espacio oscuro, las existencias no se pueden unir de manera atractiva y formar así la materia. Pero aunque las existencias no se puedan atraer entre sí, están obligadas por la nada a unirse de manera repulsiva y a expandirse sin fin.
Esa unión repulsiva no permite que la expansión universal se forme como tiempo, ni como evolución ni como nada de lo que existe en el espacio-tiempo.
Constante creación sin fin del cosmos
El movimiento se creó como movimiento repulsivo, y así podrá existir eternamente como expansión universal. Eso no impide que parte de ese movimiento repulsivo se pueda transformar en movimiento atractivo, que es lo que sucede en el espacio-tiempo.
Al necesitar el movimiento moverse constantemente para poder existir, ese mismo movimiento induce en la expansión universal a que cree más movimientos, creándose así cada vez más existencias repulsivas, existencias que están hechas de movimientos repulsivos. Las cuales se reproducen de las propias existencias repulsivas, que es como si surgieran de la nada. Surgen como movimiento repulsivo, ya que no pueden surgir de otra manera.
De esa forma, todas las existencias repulsivas de la expansión universal se multiplican constantemente sin fin, creando una expansión universal cada vez mayor.
El no existir la atracción de existencias en esa reproducción repulsiva universal de existencias repulsivas hace que se reproduzcan sin fin.
En ese proceso de creación sin fin, cada existencia individual adquiere su propio lugar expansivo, creándose cada una sus identidades propias. Si estas existencias repulsivas se pudiesen unir entre sí de manera atractiva, perderían sus lugares e identidades repulsivas propias. Como una unión total entre estas existencias es imposible, solo pueden existir como existencias repulsivas expansivas.
Esas repulsiones mutuas, donde no existe el tiempo, producen una multiplicación instantánea sin fin de existencias repulsivas. Así es la expansión universal.
Esa repulsión contra ellas mismas y contra la nada que las rodea por todas partes las induce a reproducirse sin cesar. Una multiplicación constante producida por cada una de esas existencias, que hace que existan cada vez más de esas existencias. Con lo cual la expansión universal es cada vez mayor y más expansiva. Y no tiene límites, porque nacen en la nada y la nada no tiene límites porque la nada no existe. La expansión global es lo más parecido a un agujero negro.
Las repulsiones mutuas de estas existencias impiden que se forme el tiempo y la evolución. Pero gracias a ese orden repulsivo se pudo crear el espacio-tiempo, donde sí que puede existir el tiempo y la evolución.
El orden evolutivo
La vida evoluciona siguiendo el orden evolutivo; ese orden nos ofrece infinidades de caminos que escoger sin que podamos dejar de seguir el orden evolutivo impuesto por la evolución viviente, por mucho libre albedrío que tengamos.
Todos los caminos entran dentro del orden evolutivo. Nunca podremos escoger un camino involutivo porque no existe. Todo lo que existe en el orden evolutivo está obligado a evolucionar dependiendo de la evolución del orden evolutivo.
Nuestro libre albedrío nos puede conducir a escoger múltiples caminos distintos, y eso nos puede hacer parecer que tenemos verdadera libertad de acción. No nos damos cuenta de que no podemos dejar de pertenecer al orden evolutivo que conduce ordenadamente la evolución del espacio-tiempo. Orden que nos lleva hacia un fin evolutivo que no se puede cambiar.
En el cosmos no existe desorden
Un desorden universal sería un caos, donde no podría existir la expansión global, y mucho menos el tiempo. Si se produjese un mínimo desorden universal en cualquier lugar del cosmos, se descompondría todo el universo en menos de un instante.
Cualquier mínimo desorden universal no existe en el universo, a no ser que quizás exista aisladamente. Pero si existiese así, no se podría mantener existiendo el más mínimo tiempo posible.
Un mínimo desorden global desordenaría instantáneamente todo. Toda la masa universal se descompondrá en un instante, sumiéndose en la quietud de la nada. Porque desorden universal es destrucción, es la quietud de la nada que destruye al propio dinamismo.
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Autor: Salvador Sánchez Melgar
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