El alma y su evolución



                  El alma no se ve. Fuente Pixabay




Absolutamente todo lo que existe se mueve con el mismo movimiento expansivo repulsivo hacia una misma dirección. Por eso todo lo que existe es un orden dinámico expansivo. Ese orden permitió que surgiera un espacio expansivo de existencias atractivas llamado espacio-tiempo, que no cesa de crecer al mismo ritmo que crece la expansión universal.

El tiempo es el orden del espacio-tiempo, ya que todo lo que existe en este espacio, por muy pequeño o grande que sea se atrae entre sí y está inducido a moverse sincronizadamente por la expansión universal. Y eso permite que en este espacio se formen evolutivamente las existencias compuestas. 

El orden expansivo repulsivo universal es una saturación de existencias dinámicas expansivas repulsivas más pequeñas posibles semejantes entre sí. Existencias  que surgen expansivamente sin cesar de las mismas existencias repulsivas, expandiéndose todas en una misma dirección expansiva.

Al ser el Universo un orden es una matemática. 
La evolución inteligente sin fin solo se puede producir en el espacio-tiempo, es una evolución ordenada por el tiempo por eso es una transformación dinámica ordenada llamada evolución. La cual existió siempre en el espacio-tiempo pues se originó cuando se originó este espacio. Y evoluciona sin fin y con orden gracias al orden inducido por el tiempo. Debido también al orden del tiempo, en el espacio-tiempo se originó una jerarquía de almas que originaron la jerarquía viviente.  

Las almas no son el tiempo, son cúmulos evolutivos de información, adaptados sincronizadamente como cúmulos de información en el espacio-tiempo gracias al tiempo. Las almas solo adquieren evolutivamente las informaciones de las existencias vivientes, las cuales solo existen en el espacio-tiempo.

Todo en el espacio-tiempo se origina con el orden del tiempo, por eso ahí todo puede evolucionar. En este espacio surgió  evolutivamente la vida, ya que la vida no podía surgir sin un orden evolutivo, y la evolución no podía existir sin un orden  llamado tiempo. 

La vida surgió evolutivamente, inducida a surgir así por la jerarquía de almas, surgiendo a través del origen de individualidades microscópicas con tendencia a evolucionar como vida. Vidas microscópicas que, después de un proceso evolutivo largo, se adaptarían a nuevos hábitats que las adaptaría a formar gran variedad de especies vivientes que harían más diversificada la jerarquía viviente. Las diversificaciones de especies vivientes también se producirían a través de las informaciones de la jerarquía de almas, por medio de reencarnaciones  producidas evolutivamente a través de las informaciones obtenidas de las vidas. Produciéndose así nacimientos de especies vivientes cada vez más evolutivas.

De esa manera ordenada de evolucionar, las individualidades microscópicas vivientes adquirieron evolutivamente como vida la capacidad de decidir, lo cual les permitió desarrollar aún más las  memorias psíquicas.

Las almas existen

La jerarquía de almas solo puede existir en el espacio-tiempo, no podían evolucionar sin el tiempo aunque las almas no existen como tiempo, son cúmulos de información de las existencias a las que pertenecen como alma. Según evolucionen las existencias vivientes evolucionarán sus almas. 

Las almas son cúmulos evolutivos de información de las existencias compuestas, no de las existencias individuales, ya que las existencias individuales no evolucionan, solo evolucionan las composiciones de existencias que solo se podían componer como existencias compuestas en el espacio-tiempo. Pues es solo en este espacio donde las existencias se pueden atraer entre sí y componerse evolutivamente como existencias compuestas. Las existencias individuales dinámicamente más pequeñas posibles no pueden existir en el espacio-tiempo sin componerse como existencias compuestas. Ya que en el espacio-tiempo las existencias se atrae entre sí, y por eso todo qui funciona como unión de existencias transformándose constantemente en otros tipos de uniones de existencias. Esas transformaciones sincronizadas de existencias al ritmo dinámico expansivo es lo que se llama evolución. Y aunque la materia no viviente se transforme como desgaste material, es también una evolución sincronizada de desgaste material, que quizás también se podría llamar involución.

Las existencias compuestas son las que se transforman constantemente en otras existencias compuestas, eso es evolucionar. Pero las individualidades más pequeñas posibles que componen cada existencia compuesta como individualidades más pequeñas posibles no pueden evolucionar. 

 
Las vidas pueden transformarse como vida de manera psíquica y física, para que después de fallecer poder volver a nacer otra vez en otra vida a través de las informaciones adquiridas de las vidas por la jerarquía evolutiva de almas. Las almas son un buen medio evolutivo para eternizar las vidas ya que mantener psíquica o físicamente una vida viviendo más del tiempo evolutivo que le corresponda es una imposibilidad. 

Lógicamente existirán muchísimos planetas que dispongan de vida y estén sujetos a sus propias jerarquías vivientes y jerarquías de almas. Como las almas son cúmulos evolutivos de información no existen como materia, ni como dimensión, ni como tiempo, por eso no ocupan lugar y pueden moverse en el espacio-tiempo de un lugar a otro en un instante por muy lejos que estén esos lugares. Lo más seguro es que exista una jerarquía de almas universal que enlace a todas las jerarquías de almas de todos los planetas que dispongan de vida. Esa universalidad de las almas permite que la jerarquía de almas universal esté muy evolucionada. 

Las almas de los terrestres pertenecerán a esa evolución de almas universal, aunque todavía nuestras almas estén muy pocos evolucionadas comparadas a las almas de las vidas más antiguas de otros planetas.

Supongo que la evolución inteligente sin fin de la vida, continuará evolucionando sin fin a través de robots humanoides, no porque los humanos nos convirtamos en robots humanoides sino porque se tiene que evolucionar sin fin y eso sería una manera de continuar evolucionando.




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Autor: Salvador Sánchez Melgar

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