Todo se transforma o evoluciona de una manera parecida
Todo se transforma o evoluciona de una manera más o menos parecida, porque todo se transforma como movimiento. Además todo se transforma dinámica esféricamente debido a la naturaleza esférica que poseen las esencias movimiento-tiempo que constantemente nacen de la nada como las existencias dinámicas más pequeñas posibles; las cuales saturan permanentemente de existencia el cosmos. Y gracias a ese imparable e inseparable crecimiento expansivo esférico se creó un orden dual movimiento-existencia; se creó un espacio-tiempo; se creó un espacio galáctico en el que todo evoluciona con tendencia a lo dual.
Ya sea mediante mezclas dinámicas más o menos lentas o rápidas, o más o menos densas. Todo lo que evolutivamente se crea en el universo es de la misma especie, se asemeja mucho entre sí, porque todo evolutivamente está creado por las mismas reglas dinámicas impuestas por un mismo orden dinámico.
El orden dinámico evolutivo universal como orden que es, necesitaba evolucionar constantemente como orden para poder continuar existiendo. Porque el universo como orden en movimiento que es, para poder existir, necesitaba estar siempre moviéndose, y al moverse todo, necesariamente todo tiene que originar cada vez más movimiento, o sea más existencia, y a eso se le llama expansión universal.
Al ser el universo un orden es una jerarquía compuesta de jerarquías unidas jerárquicamente entre sí, con lo cual era inevitable que surgiese una jerarquía de individualidades dinámicas unidas jerárquicamente que posibilitasen evolutivamente el origen de una jerarquía viviente unida a esa jerarquía que la originó.
El universo es una sola individualidad dinámica indivisible como unidad dinámica universal, es decir que sólo existe un único universo aunque pueden existir infinidades de universos dentro de un mismo universo. Como todo es movimiento el universo puede crecer sin fin porque la existencia en movimiento es una clase de existencia que no ocupa lugar; por eso mismo en el universo pueden nacer infinidades de universos que como universos dinámicos que son no ocupan espacios como existencia real sino como existencia en movimiento. El universo como jerarquía dinámica que es se puede dividir en multitud de jerarquías manteniéndose siempre todas las jerarquías unidas jerárquicamente como una única jerarquía universal o llámese orden universal. Una jerarquía para poder ser jerarquía debe poder dividirse jerárquicamente en escalas jerárquicas o jerarquías inferiores perteneciendo todas al mismo orden jerárquico.
El universo es una saturación de individualidades dinámicas, que se originaron individualmente como existencias dinámicas más pequeñas posibles, ya que todo lo que se origina se origina desde lo más pequeño posible. Al nacer dichas individualidades dinámicas universales adquirieron su yo, porque ocupaban sus propios espacios dinámicos únicos e indivisibles. Esos yos dinámicos no podían dejar de moverse en sí mismos de forma esférica, porque era la mejor forma de moverse ya que la nada que las rodeaba le impedía que se moviesen externamente. Esos yos de cada esencia dinámica, no podían dejar de moverse interiormente, porque además de que nada se lo impedía por estar aislados por la nada, si se parasen un sólo instante dejarían de existir. Sería también el final del universo porque todo el universo es una cadena, un orden, en el que cada eslabón, o individualidad, es indestructible e inmortal, y si se destruyese un sólo eslabón se destruiría también toda la cadena universal, es decir todo el universo.
Con lo cual, ese interminable movimiento del primer yo individual que originó el universo indujo en sí mismo al nacimiento sin fin de nuevos yos, o movimientos, semejantes entre sí. Y estos que nacieron, de igual manera, produjeron a nacimientos sin fin de nuevos yos, y así sucesivamente. Yos que se tendrían que agrupar en un mismo espacio dinámico ya que fuera estaba la nada y la nada no se podía ocupar porque la nada no existe.
El orden dinámico evolutivo universal como orden que es, necesitaba evolucionar constantemente como orden para poder continuar existiendo. Porque el universo como orden en movimiento que es, para poder existir, necesitaba estar siempre moviéndose, y al moverse todo, necesariamente todo tiene que originar cada vez más movimiento, o sea más existencia, y a eso se le llama expansión universal.
Al ser el universo un orden es una jerarquía compuesta de jerarquías unidas jerárquicamente entre sí, con lo cual era inevitable que surgiese una jerarquía de individualidades dinámicas unidas jerárquicamente que posibilitasen evolutivamente el origen de una jerarquía viviente unida a esa jerarquía que la originó.
El universo es una sola individualidad dinámica indivisible como unidad dinámica universal, es decir que sólo existe un único universo aunque pueden existir infinidades de universos dentro de un mismo universo. Como todo es movimiento el universo puede crecer sin fin porque la existencia en movimiento es una clase de existencia que no ocupa lugar; por eso mismo en el universo pueden nacer infinidades de universos que como universos dinámicos que son no ocupan espacios como existencia real sino como existencia en movimiento. El universo como jerarquía dinámica que es se puede dividir en multitud de jerarquías manteniéndose siempre todas las jerarquías unidas jerárquicamente como una única jerarquía universal o llámese orden universal. Una jerarquía para poder ser jerarquía debe poder dividirse jerárquicamente en escalas jerárquicas o jerarquías inferiores perteneciendo todas al mismo orden jerárquico.
El universo es una saturación de individualidades dinámicas, que se originaron individualmente como existencias dinámicas más pequeñas posibles, ya que todo lo que se origina se origina desde lo más pequeño posible. Al nacer dichas individualidades dinámicas universales adquirieron su yo, porque ocupaban sus propios espacios dinámicos únicos e indivisibles. Esos yos dinámicos no podían dejar de moverse en sí mismos de forma esférica, porque era la mejor forma de moverse ya que la nada que las rodeaba le impedía que se moviesen externamente. Esos yos de cada esencia dinámica, no podían dejar de moverse interiormente, porque además de que nada se lo impedía por estar aislados por la nada, si se parasen un sólo instante dejarían de existir. Sería también el final del universo porque todo el universo es una cadena, un orden, en el que cada eslabón, o individualidad, es indestructible e inmortal, y si se destruyese un sólo eslabón se destruiría también toda la cadena universal, es decir todo el universo.
Con lo cual, ese interminable movimiento del primer yo individual que originó el universo indujo en sí mismo al nacimiento sin fin de nuevos yos, o movimientos, semejantes entre sí. Y estos que nacieron, de igual manera, produjeron a nacimientos sin fin de nuevos yos, y así sucesivamente. Yos que se tendrían que agrupar en un mismo espacio dinámico ya que fuera estaba la nada y la nada no se podía ocupar porque la nada no existe.
Era precisamente la gran presión ejercida por la nada alrededor de ese recién surgido universo, lo que obligaba a que ese primer movimiento se mantuviese moviendo y a que surgiesen constantemente nuevos movimientos dinámicos semejantes entre sí, que a medida que surgían con su propio yo dinámico, porque cada una de esas individualidades dinámicas ocupaban su propio e indivisible espacio dinámico, surgían de esos nuevos yos otros nuevos yos y así sucesivamente. De esa manera, multiplicándose el universo en cada vez más esencias dinámicas, el universo crecía cada vez más como universo dinámico sin poder crecer exteriormente ya que fuera estaba la nada rodeando al universo. O sea, que el universo es una saturación de dichas individualidades dinámicas más pequeñas posibles, que con sus uniones jerárquicas llegaron a crear todo tipo de existencias. Por eso, tarde o temprano, tendría que surgir una jerarquía universal que a través de ella surgiese una jerarquía viviente, porque no se podía parar la evolución dinámica universal mediante el incesante crecimiento expansivo universal..
Dichas existencias dinámicas que saturan de existencias dinámicas el universo son existencias indetectables, ya que cómo se puede detectar la existencia dinámica más pequeña posible con el dinamismo menos dinámico posible. Existencias dinámicas que irremediablemente nacen como individualidades dinámicas semejantes entre sí. Con lo cual era inevitable que naciesen con un yo individual, porque adquirían inevitablemente un indestructible espacio dinámico propio, único e indivisible.
El Cosmos es una saturación de dichas existencias con sus correspondientes yos individuales que con sus uniones permiten la creación de la existencia compuesta dando forma a existencias de todo tipo compuestas de yos individuales. Y que a su vez como existencias compuestas adquieren también sus identidades propias, o llámense yos.
El yo más enorme es el propio Cosmos y el yo más pequeño posible es el yo individual e indivisible que posee cada esencia dinámica más pequeña posible. El propio Cosmos, una galaxia, una montaña, un océano, un grano de arena, una silla, un vehículo, un simple dibujo, un pensamiento, o sea todo lo que existe como existencia compuesta, son composiciones de yos con un tiempo de existencia que no les permite ser existencias reales. Puesto que todo se mueve y se transforma sin cesar. Nada se puede parar en el tiempo, por eso no existe el presente. Existencias compuestas de yos que se pueden dividir en múltiples existencias compuestas de yos, hasta llegar a la última división posible de yos, a la composición individual indivisible de la existencia dinámica más pequeña posible.
La evolución sin fin del orden universal, tenía que encontrar un medio para continuar evolucionando, y que mejor medio que originar una jerarquía energética compuesta jerárquicamente por infinidades de uniones de yos individuales, con la posibilidad de que esa jerarquía evolucionase en una jerarquía de almas.
Esa inevitable tendencia a mantener el orden universal conducía al cosmos a necesitar evolucionar, o transformar cada vez más, porque lo contrario sería involucionar, lo cual no es posible en un mundo dinámico en el que todo se mantiene gracias a un dinamismo cada vez más dinámico y evolutivo.
Esa necesaria evolución del orden evolutivo dinámico universal inducía al cosmos a evolucionar sin fin como orden dinámico evolutivo universal con su correspondiente tiempo a través de la creación del espacio galáctico. Debido al orden evolutivo impuesto el el espacio galáctico evolutivamente nacería una especie de jerarquía de existencias energéticas que posibilitaron la jerarquía de almas vivientes dando origen a la jerarquía viviente. Puesto que era la única forma de posibilitar que continuase evolucionando el orden universal, que como orden que es es una especie de inteligencia universal.
Licencia Creative Commons 4.0 Autor: Salvador Sánchez Melgar
La evolución sin fin del orden universal, tenía que encontrar un medio para continuar evolucionando, y que mejor medio que originar una jerarquía energética compuesta jerárquicamente por infinidades de uniones de yos individuales, con la posibilidad de que esa jerarquía evolucionase en una jerarquía de almas.
Esa inevitable tendencia a mantener el orden universal conducía al cosmos a necesitar evolucionar, o transformar cada vez más, porque lo contrario sería involucionar, lo cual no es posible en un mundo dinámico en el que todo se mantiene gracias a un dinamismo cada vez más dinámico y evolutivo.
Esa necesaria evolución del orden evolutivo dinámico universal inducía al cosmos a evolucionar sin fin como orden dinámico evolutivo universal con su correspondiente tiempo a través de la creación del espacio galáctico. Debido al orden evolutivo impuesto el el espacio galáctico evolutivamente nacería una especie de jerarquía de existencias energéticas que posibilitaron la jerarquía de almas vivientes dando origen a la jerarquía viviente. Puesto que era la única forma de posibilitar que continuase evolucionando el orden universal, que como orden que es es una especie de inteligencia universal.
Licencia Creative Commons 4.0 Autor: Salvador Sánchez Melgar
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