NADA ¿Cómo se originó la existencia de la nada?

 

Justicia y orden: Fuente Pixabay

1. El orden cósmico

2. Cómo se creó la existencia de la nada

3. Espacio-tiempo

4. El bien y el mal existe porque existe la vida

1. El orden cósmico

O se es orden o se es desorden. Orden y desorden mezclados es desorden. En un mundo donde todo es movimiento y orden, toda mezcla desordenada acaba siendo un orden.

Si a un vaso de agua le añadimos un poco de color líquido el agua se teñirá. Pero si esa misma porción líquida se la añadimos al mar apenas se teñirá. Eso pasa con el universo, por muchos desórdenes aislados que se produzcan, la inmensidad universal apenas lo notará y todos los desordenes acabaran formando parte del orden universal.

Siempre se pueden producir desórdenes aislados dentro de un orden.

La tendencia universal al orden es debido a que el universo es un orden. Surgió como orden gracias a que surgió de la nada, y la nada es un orden porque no existe, es perfecto orden como inexistencia.

2. Cómo se creó la existencia de la nada

La tendencia de la nada al perfecto orden sin fin como inexistencia sin fin que es, la obligó a continuar su orden en más orden. A través del nacimiento lo más mínimo posible de una tendencia al orden la nada produjo la primera existencia universal como tendencia al orden.

Una tendencia al orden que todavía no era existencia porque solo existía como tendencia de la nada.

Se creó sin formas y de manera instantánea. Se ocasionó así, porque no existían las dimensiones, ni el tiempo ni el movimiento; no existía nada. Al generarse así, comenzó el origen universal.

El perfecto orden sin fin de la nada existió siempre, que es como decir que no existió nunca, solo era perfecto orden que no pudo evitar producir esa tendencia al orden que originó la existencia como continuación del orden de la nada.

Esa primera tendencia al orden inició el origen universal, debido a que al surgir como tendencia al orden ya no podía frenar su tendencia al orden sin fin, inducido por el orden sin fin de la nada.

Como esa tendencia al orden no podía crecer, pero estaba obligada a permanecer como orden sin fin, el propio orden de la nada la obligó a multiplicarse de sí misma. Tenía que crecer como orden, y solo se podía crecer multiplicándose en sí misma. Entonces nació el movimiento, ya que para multiplicarse como orden necesitaba ser movimiento, esa multiplicación sin fin es el movimiento universal que se multiplica sin fin como expansión.

Al no existir el tiempo, esa multiplicación sin fin de más de lo mismo se produjo en menos de un instante. Produciéndose una gran expansión, que es el universo.

3. Espacio-tiempo

El orden cósmico estaba obligado a continuar sin fin como orden, eso le obligó a crear un espacio-tiempo, en donde el orden universal podía crecer más como orden.

Con este espacio se generó la evolución al orden, que era crecer más como orden. Y mediante esta evolución se originó el alma y la vida para poder evolucionar como inteligencia. que era crecer más como orden.

Con la evolución de la vida enlazada al alma, se continuaba evolucionando como orden. Esta evolución permitió que existiese lo positivo como el bien, la verdad, la bondad, etc. y lo negativo como el mal, la mentira, la maldad y todas sus derivaciones. Todo eso solo existe si se tiene conciencia que existe. Lo que quiere decir, que todo eso existe porque existe una evolución viviente que lo hace realidad.

Quién, o qué, puede sentir el bien o el mal, o lo positivo o lo negativo si no tiene conciencia de ello. Si no posee un psiquismo y su inevitable alma viviente, que evolucionan sin fin.

4. El bien y el mal existe porque existe la vida

El orden universal representa lo positivo y el desorden lo negativo, la vida ha transformado las tendencias universales inducidas en tendencias positivas y negativas según las necesidades vivientes. Ya que la vida no podría evolucionar como vida sin el bien y el mal y sus respectivas derivaciones.

Antes de que existiese la vida, en el universo no existía el bien ni el mal, no existía lo positivo y lo negativo. La vida, a través de las experiencias vivientes, después de múltiples procesos evolutivos, transformó poco a poco lo positivo en bien y lo negativo en mal.

El orden universal es lo positivo ( que representa el bien y todas sus derivaciones benignas) y el desorden universal es lo negativo (que representa el mal y todas sus derivaciones malignas).

En una mezcla proporcional de parecidas cantidades de bien mezcladas con parecidas cantidades de mal (de orden con desorden) normalmente ganará el mal o el desorden; pero a la larga como el orden universal es todo el universo, ese desorden o mal acabará perdiendo, transformándose en un orden o bien.

Quiero decir con esto, que en la vida, las maldades suelen triunfar pero tarde o temprano se pagan, nadie se libra de eso porque todos pertenecemos a un orden universal. Y además todo se paga con justicia, la misma cantidad de mal obtendrá la misma cantidad de bien, ya que el orden universal como orden que es, crea justicia a su medida; ya que todo evoluciona conforme a ese orden, y esa es la justicia del orden universal.

Es inevitable que la vida evolucione con sus propias maldades y bondades, porque sino no sería vida, la propia evolución viviente ha desarrollado todas esas debilidades, cualidades, sentimientos, etc. que derivan de mezclas de maldades y bondades.

La vida se compone de múltiples sentimientos y necesidades que han evolucionado así gracias a que es vida. No debemos usar el mal gratuitamente, el mal se debe usar cuando es legítimo para la supervivencia o por razones justas.

Existen unas reglas ocultas universales en el mundo de las almas, que evolutivamente se han compaginado con las reglas de convivencia, reglas que debemos respetar conscientemente, ya que es así cómo podemos evolucionar a través de las almas.

No se comprende nuestro universo sin orden, ya que lo que existe en todo el universo es absoluta existencia porque se ha tenido que producir mediante un orden, puesto que es imposible que todo lo que exista en el universo sea existencia sin orden, orden equivale a justicia.





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Autor: Salvador Sánchez Melgar